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La segunda parte de nuestras vacaciones las pasamos en Los Saltos de Molco, entre Villarrica y Pucón. Arrendamos una casa que resultó perfecta y fuímos con mi mejor amiga y su familia. Fue demasiado rico. Les dejo mis donde comer en Pucón.
Volamos a Temuco un domingo en la mañana y arrendamos un auto y pasamos a Temuco al mercado a almorzar, la verdad habían pocos lugares abiertos, y no recuerdo el nombre del que escogimos, pero comimos rico, especialmente bueno el pescado frito.
Una de las cosas que extrañamos mucho de Chile viviendo en Houston, son los cafés donde uno puedo tomar una rica once o una copa de helado, no es algo que exista acá y menos con la abundancia que existen en Chile. Camino a Molco paramos en las Onces Alemanas, ricos kuchenes y los juegos de niños fantásticos. También fuimos a la Suiza en Pucón que cumple y probamos el Chocolata en Villarica, rico.
Un día, después de desayunar y vestir a los niños nos fuimos con calma en auto hacía la cordillera y el cruce con Argentina, hacia Curarrehue. Yo había escuchado mucho de la Cocina Mapuche de la Anita Epulef, así que allá partimos. Llegamos 12:45 y como abren a la 1, tuvimos tiempo de pasear por la huerta y ver el río que pasa al frente del restaurant. Luego nos sentamos es menú completo vegetariano con alternativa de elección entre 2 platos de fondo y los jugos aparte.
Comimos como reyes… pedimos jugos naturales de frambuesa, manzana-zanahoria (que me trajo demasiados recuerdos de niña) y limonada menta. Nos trajeron para empezar una fuente con las sopaipillas sin zapallo de la zona y tortillas de rescoldo, un pebre glorioso, salsa de zanahoria y albahaca y aceite con merkén y para los niños mermelada de rosa mosqueta. Yo con esto ya estaba feliz. Luego un locro de verduras, una sopita muy sabrosa. Y de fondo el pastel de papas con pino de habas y el guiso de quinoa con verduras. El pastel fue lo que más me gusto soberbio, la cebolla dulce y el puré con un poco de zapallo, equilibrado y sabroso. Más la ensalada del día de lechugas y rabanitos. De postre manzana rallada con crocante de harina tostada y rosa mosqueta y café de trigo quemado o agüitas. Los niños compartieron los fondos. Nos atendieron demasiado bien, súper amables con los niños. Una oportunidad que no se puede desperdiciar de conocer de la comida mapuche.
Varios días comimos en la casa, no tome muchas fotos, pero de lo que recuerdo como excelente: las humitas del almacén cercano a Molco (en el camino entre Villarica y Pucón), las empanadas de Eltit, las longanizas de la zona compradas en Eltit. Arándanos comprados en la calle, huevos de campo comprados en locales chicos o en la calle. Kuchen de la pastelería Emma de Pucón. Un queso fresco comprado en el supermercado de una lechería de la zona.
La última noche fuimos a jugar mini-golf y luego a cenar a Trawen en Pucón, me interesaba porque tiene su propia huerta. Comimos rico excepto mi marido que pidió unos ravioles y venían en una paila de greda gratinados, la verdad no se apreciaba la pasta para nada. La panera era rica con pan integral y un pebre con zanahoria muy bueno. Yo comí una trucha rellena muy ricas. Buenos jugos. Yo pedí el Ají Sour y no me lo pude tomar de lo picante (yo después de 11 años comiendo comida mexicana tengo ya harta tolerancia al ají, pero esto no era un picor agradable). Los postres ricos un volcán de chocolate y un creme brulee. No lo encontré memorable, pero cumple.
Sumando y restando comimos muy bien, la calidad de la fruta y la verdura en Chile es soberbia, gozamos los paisajes y los paseos: fuimos a las Termas Geométricas donde hasta nos granizó, comimos en el café del lugar unos sandwich de jamón y queso derretido; chocolates calientes y café con leche de vaca de verdad, podría haber llorado. Más un rico kuchen y un brazo de reina.
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